La historia tiene un papel muy
importante en la comprensión de cómo el reciclaje puede llegar a ser una parte
importante de nuestra estructura moral y cultural. El reciclaje no es un asunto
nuevo. La idea de la clasificación, categorización y reutilización de los
desechos puede parecer una novedad hoy día, sin embargo en la mayoría de las
sociedades se ha implementado algún sistema de reuso desde hace ya siglos o
décadas.
En el Reino Unido, por
ejemplo, el reciclaje, la reparación y el reuso de materiales se remonta a
actividades preindustriales. Un ejemplo son los vendedores ambulantes de ropa
vieja que se distinguen desde el siglo 17.
Durante las dos guerras mundiales,
hubo actitudes patrióticas, en donde la gente se esforzaba por recoger residuos
y materiales útiles como la grasa y los huesos (para la fabricación de
explosivos) o papel y latas y entregaban ropa y otros elementos reutilizables en
las unidades de salvamento.
Sin embargo, posterior a la
guerra, aumento el consumismo y el ritual de reciclaje paso de moda. Ahora lo
importante es lo que se viste, lo que se come o de los que seamos dueños o
propietarios, mientras mas nuevo y moderno mejor, eso es lo que establece que
es esta “in” y que es lo “out”.
Para muestra un botón, la
cantidad de residuos domésticos que se produce en Estados Unidos aumentó de 9
millones de toneladas en 1939 a 14 millones de toneladas en 1998. Para el año
2005 la cifra se había duplicado, llegando a casi 30 millones de toneladas. A
pesar de esto, en la década de los 60 hubo en este país, un aumento de la
conciencia ambientalista, pero esto no ha significado ningún cambio profundo en
la conducta de los individuos y mucho menos ha puesto en peligro la ideología
del consumismo. Si lo vehículos viejos
siguen siendo sustituidos o reemplazados por vehículos nuevos, por citar un
ejemplo, el tema aun sigue sin resolverse.
Se le echamos la culpa de
los problemas ambientales a una masa anónima de consumidores, pero no a quienes
realmente están obteniendo ganancias por producir sin sustituir o remplazar, podemos
tomar conciencia de nuestro futuro, pero seguiremos realizando rituales que no
tienen ningún propósito o sentido.
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