jueves, 24 de octubre de 2013

China y su insaciabilidad energética



En el mes de septiembre, China se convirtió el primer importador mundial de petróleo -con importaciones netas de 6,3 millones de barriles diarios (mbd), según la Agencia Estadounidense de Información sobre la Energía (EIA). Dos compañías petroleras chinas participarán en la explotación del mayor yacimiento petrolero de Brasil, lo que pone de manifiesto la búsqueda incesante de la segunda economía mundial por saciar su sed energética.
 
Un consorcio integrado por la brasileña Petrobras, la angloholandesa Shell, la francesa Total y los grupos públicos chinos China National Petroleum Corporation (CNPC) y China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) ganaron el lunes la licitación para explotar el campo de Libra, el mayor yacimiento hallado en Brasil.

El consorcio, en el que las dos compañías chinas representan 10% cada una, fue el único que presentó una oferta para explotar durante 35 años este campo de presal que cuenta con unas reservas de entre 8.000 y 12.000 millones de barriles de crudo. A pesar de la desaceleración de su economía en el primer semestre, China sigue siendo el mayor consumidor de energía en el mundo y el segundo de petróleo por detrás de Estados Unidos.

En este contexto, Pekín trata por todos los medios de garantizar sus suministros energéticos y promover el desarrollo de sus compañías petroleras en el extranjero.

Venezuela por su parte, llegó a acuerdos con China durante este año para ampliar la participación de la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC) en uno de los campos de la Faja del Orinoco y espera alcanzar nuevos pactos con empresas de la India. En el área de Junín 1 hay un acuerdo con Sinopec, el principal grupo refinador chino, para constituir una empresa mixta que pueda llegar en la zona a producir 200.000 barriles diarios.

Es importante recordar, que la Faja del Orinoco, que comprende un área de explotación cercana a los 12.000 kilómetros cuadrados, alberga las mayores reservas de crudo del planeta con 297.000 millones de barriles certificados.
 
Con estas perspectivas comerciales, China demuestra su afán por saciar su demanda energética  en Latinoamérica, y Venezuela refuerza su economía rentista y monoexportadora.

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