El día viernes el Presidente Nicolás Maduro, en cadena
nacional anunció la ocupación de la cadena de electrodomésticos Daka, ya que se
habían detectado aumentos injustificados de precios, lo que desencadenó un
operativo de inspecciones en tiendas del mismo tipo y más adelante algunos
saqueos. Los periódicos del mundo comenzaron a hacerse eco de la situación.
La mayoría del pueblo consciente y responsablemente se
desplazó hasta estas tiendas a hacer cola para adquirir, comprar y pagar,
los bienes a precios justos. Muy puntuales fueron los casos de saqueo y
desorden que se presentaron en el país; sin embargo la prensa internacional
hizo analogías y comparó lo sucedido en
Venezuela con lo que ocurrió en Zimbabue en el año 2007, cuando el presidente
Robert Mugabe intentó bajar la inflación por decreto.
Los gremios
empresariales de Venezuela rechazaron la forma elegida por el gobierno para
contener el alza de precios, y llamaron a respetar la “propiedad privada”,
advirtiendo que los precios no se decretan.
¿Con qué moral podemos los venezolanos y venezolanas criticar la
forma asumida por el gobierno para controlar una inflación desatada, si la
principal referencia de nuestra sociedad para determinar el precio del dólar la
establecen páginas web, como lo es
la del estafador de Lechuga Verde, que debería estar preso por tantas
personas que ha robado?
Un gobierno que
gobierne tiene que poner freno a una situación que se le ha escapado de las
manos. Desde que asumió el poder el presidente Nicolás Maduro hemos visto como
la referencia de los precios la determina un dólar “ficticio”.
Venezolanos y
venezolanas, tenemos un dólar oficial y un dólar que es ofertado por el SICAD,
sabemos que entre esas bandas esta el dólar real y sobre esa base el gobierno
debe trabajar rápida y oportunamente para establecer unas bandas. No caigamos
en la trampa del dólar negro y sigamos pagando sobreprecios. Aplaudamos las
medidas tomadas por el gobierno que finalmente paso de la inacción a la acción.
Seamos críticos y
comprendamos que hay empresarios que juegan a la desestabilización y quieren
pescar en rio revuelto, abusando del pueblo y fijando precios inauditos. Veamos
en esta decisión la capacidad de poner límites que tiene nuestro gobierno. ¡No
a la especulación!
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