viernes, 7 de marzo de 2014

Las Guarimbas Venezolanas y sus Promotores




En Venezuela desde el pasado 12 de febrero hemos observado dos tipos de protestas. Unas pacíficas, lideradas básicamente por estudiantes, pero a las que se han ido sumando ciudadanos de diferentes sectores (y en los últimos días factores sociales y políticos) y otra de corte más violento, con muestras evidentes de vandalismo, como lo son las guarimbas, que ya suma una víctima mortal, y que son en la opinión de más de uno, la máxima expresión de la violencia actual en Venezuela.

Esta forma de “protesta” más allá de expresar descontento, frustración y desesperación, sin negar el hecho de que son numerosas, vistosas y efectivas en su afectación, no recibe el apoyo de la mayor parte de los venezolanos. Resulta absurdo pensar que a través de una acción tan radical como irracional, se pueda derrocar a un gobierno. La reacción que la guarimba provoca es la indignación y la desaprobación, simplemente porque nos vemos imposibilitado en nuestro legítimo derecho a la libre circulación.

Lo que persiguen los ciudadanos que las activan es llamar la atención de la prensa internacional, llámese CNN o cualquier otro medio de comunicación internacional y lo utilizan para llamar la atención y  decir que en Venezuela no hay libertad de expresión y que no se respeta el derecho a la protesta, contradictorio ¿no? Resulta también  insólito ver como personas tan “respetadas” como Willie Colón sea capaz de promover por las redes sociales este método de protesta “pacífica”. Basta revisar su cuenta @willicolon para darnos cuenta de sus “buenas” intenciones.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su artículo 50 expresa: “Toda persona puede transitar libremente y por cualquier medio por el territorio nacional, cambiar de domicilio y residencia, ausentarse de la República y volver, trasladar sus bienes y pertenencias en el país, traer sus bienes al país o sacarlos, sin más limitaciones que las establecidas por la Ley”. Reflexionemos: tenemos derechos constitucionales que respetar, y deberes constitucionales que cumplir.

Por esta razón, el Estado tiene que actuar con firmeza y reprimir a estos disociados que actúan de forma violenta cuando nos impiden circular. No podemos hacernos eco de esa barbarie y solicitar que  actuando de manera tan violenta celebremos su gracia y se le saque “pacíficamente” de sus espacios secuestrados.

No nos quejemos después por la represión de la que fuimos objetos. La estamos provocando. A los señores como Willie Colón solo le podemos decir que es muy fácil promover el vandalismo y la violencia desde los Estados Unidos y que ojalá pudiéramos llevarlo a la justicia también a él por incitar a la violencia.



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